Álora es un municipio ubicado a unos 35 minutos de Málaga y a otros 20 de El Caminito del Rey. Por lo tanto, se trata de una localidad con un potente patrimonio histórico y con una gran oferta de actividades turísticas.
El municipio malagueño de Álora tiene mucho que ofrecer patrimonialmente hablando. Y existen muchas combinaciones posibles que harán que tu experiencia por la provincia de Málaga sea única y sorprendente.
Muy próximo a esta localidad, encontraríamos el yacimiento arqueológico de Bobastro y, si eres un amante de la historia, es una localización que no te puedes perder.
En torno al año 900 tuvo lugar un hecho histórico trascendental que puso en serios problemas al Emirato Omeya de Córdoba, y es que una revuelta mozárabe, encabezada por Omar Ben Hafsún, estuvo a punto de derrocarlo. Tras este levantamiento, se estableció una dinastía propia en este estado independiente, Bobastro. Aquí, Ben Hafsún mandó edificar un alcázar, dos iglesias y un monasterio rupestre. Y esto, hoy, se presenta a modo de conjunto arqueológico visitable e increíble.
Álora, por su parte, también presenta un patrimonio muy destacable. El Museo Municipal, situado en la antigua capilla del desaparecido Hospital de San Sebastián y cuya colección nos ofrece un recorrido desde la Prehistoria hasta la Edad Contemporánea.
Otro hito arquitectónico sería la monumental Parroquia de la Encarnación, del siglo XVII.
Pero, sin duda, lo más destacable es su majestuoso Castillo, una magnífica fortificación construida tras el fin de la revuelta de Omar Ben Hafsún y que hasta hace poco fue el cementerio de la localidad. En su interior, por si todo ello no fuera lo suficientemente atractivo, encontraríamos, además, los restos de la primitiva parroquia gótica. De hecho, esta magnífica fortificación, situado en un lugar estratégico ya usado por otras civilizaciones más antiguas, hará que se conozca a Álora como “Álora la bien cercada”.
Por último, pero no menos importante, tenemos El Caminito del Rey, un paso construido a principios del siglo XX, entre las paredes casi verticales de desfiladeros, a más de 100 metros de altura. Presenta, además, algunos tramos de menos de un metro de anchura y también un puente colgante que permite cruzar al otro lado.
Una experiencia única para aquellos amantes de la naturaleza y de la aventura.